martes, 28 de septiembre de 2010

Pensar Peronista

Compañeros, hoy nos alegramos de compartir con todos ustedes el fruto de nuestro trabajo. Hoy sale a la luz una nueva publicación mensual, nuestro órgano de noticias: "Pensar Peronista - O es pa' todos la cobija o es pa' todos el invierno".
Colgamos a continuación la primera editorial escrita por su director Dante Oberlin.




Primera Editorial de Pensar Peronista
Hoy comenzamos a recorrer una nueva etapa, marcada por la realidad actual, pero anclada en los mismos valores y principios que inspiraron a los hombres que nos precedieron en la búsqueda de la liberación nacional y social.
Este medio expresará nuestras convicciones profundas en los temas estratégicos de la patria.
Desde el Frente de Agrupaciones Peronistas –al que pertenecemos los que estamos editando este periódico- nos hacemos cargo en plenitud de los contenidos y posiciones que sostenemos. No tenemos miedo a los aprietes, porque somos hijos de la lucha, de la clandestinidad, de la represión, la persecución y el exilio. Y nuestras convicciones no se compran, no se venden, ni se alquilan. Pero aquí también tienen su lugar para expresarse los que construyen cotidianamente poder social organizado. Hay quienes piensan que el poder se toma y no han reparado nunca en que el poder genuino se construye desde las bases al vértice. Con esta forma de construcción política no hay lugar para oportunistas, arribistas, travestidos o conversos de última hora. Se construye a partir de valores y principios que no se resignan jamás y una inserción profunda en la realidad.
En una sociedad vacía de opinión, la teatralización de los temas políticos acompañada por el grosero reemplazo de los militantes por los operadores, de los dirigentes por los candidatos y de la política por el espectáculo; queremos reafirmar la importancia de la política, como el instrumento supremo de la construcción social y la herramienta más contundente para lograr el bien común, para garantizar la participación popular y alcanzar la justicia social.
Ratificamos que desde nuestra identidad nacional, popular y peronista defenderemos irrestrictamente los valores y principios que nos animan, los intereses de la patria, y los derechos de los trabajadores, de los excluidos, de los marginados, de los que “sobran”. Y lo haremos con pasión y compromiso afirmando que los derechos sociales están por encima de los derechos individuales.
Por esto reafirmamos:
• La necesidad de una democracia más participativa en lo social, en lo económico y en lo político
• Una clara estrategia de defensa de nuestra soberanía y los intereses nacionales, de rápida incorporación de los excluidos en condiciones de dignidad y respeto a una sociedad más justa, más soberana, más solidaria y más humana
• La necesidad de una profunda resignificación del rol de un Estado que sea garante del bien común, que sancione reglas de juego permanentes y promueva la generación de nuevos espacios públicos con participación de la sociedad en sus diversas expresiones socioeconómicas, culturales y científico-técnicas.
• La defensa irrestricta de los recursos naturales y creación de nuevas empresas públicas que preserven y garanticen la utilización racional de estos y los intereses nacionales.
• Reinstalación inmediata de los derechos sociales confiscados y reemplazados por sórdidos y hedonistas intereses individuales.
No creemos en los líderes ocasionales ni en las vanguardias lúcidas, sino en una construcción colectiva. El Partido Justicialista es apenas un instrumento, y por ello apostamos a reconstruir desde el Movimiento Peronista la Comunidad Organizada en la que creemos como modelo social y como ingeniería política.
Desde hace algunos años, hay quienes vienen sosteniendo como dogma de fe que la sociedad está viva porque hay conflicto y que el Estado está obligado a posicionarse de uno u otro lado del mismo. Esta teoría sostiene que se “falla en pensar que desde la pluralidad se puede lograr el consenso porque el conflicto es central, porque algunas posiciones son irreconciliables en una democracia”. El capitalismo divide, disgrega, su objeto es convertir al “hombre en el lobo del hombre”. Al elogio del egoísmo utilitario, de la conveniencia social del individualismo le oponemos la organización solidaria del pueblo. Lo único tiranizable es lo inorgánico. Nos quieren derrotar, entristecer para que abandonemos nuestros lazos, para que nos desorganicemos, para que seamos débiles ovejas, carne del liberalismo. El capitalismo divide a la sociedad para manipularla.
Alentando el conflicto nos alejarnos de la posibilidad de buscar consensos que supongan cualquier compromiso entre los partidos políticos y las organizaciones sociales en términos estratégicos. ¿Qué es sino el remanido diálogo social? ¿Qué sociedad podemos construir sobre la derrota permanente del adversario? ¿Qué políticas de Estado se podrían acordar en este marco? ¿Qué garantías jurídicas podemos ofrecer a nadie con este esquema agonal? ¿Cómo se puede garantizar el funcionamiento de las instituciones en el marco del conflicto permanente? ¿Cómo creer que metiéndose o metiendo a los otros en callejones sin salida se puede tener un gobierno para todos?
Para este esquema mínimo de pensamiento, el consenso es malo en sí mismo. Esta afirmación podría ser válida en un proceso revolucionario, como el iniciado el 17 de octubre del 45. Pero Perón prefirió elaborar un modelo de construcción política y de pensamiento propio al que llamó Comunidad Organizada. Y en su retorno llegó a manifestar para que no quedasen dudas “Para un argentino no hay nada mejor que otro argentino”.
Para nosotros, el Estado debe ser el responsable final de la resolución de los conflictos con propuestas superadoras. Los gobiernos pasan, la organización queda.
Queremos remplazar el debate sobre personas por un debate de ideas donde nadie se crea el río Jordán que purifica pecadores y asegura de este modo las lealtades de los nuevos conversos. Las medias verdades y los sofismas adquieren el rango de dogmas de fe en el catecismo del poder de turno. Y todos sabemos que las medias verdades son las peores de las mentiras.
Es por eso que la esperanza de transformar esta Argentina de pobreza y exclusión en una patria para todos nos moviliza nuevamente y como el Ave Fénix desde las cenizas sobrevolaremos los laberintos de la realidad para entenderla en su enorme complejidad y trabajar para modificarla definitivamente. Como dijo Leopoldo Marechal “del laberinto se sale por arriba”.

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